Por Antonella Botetano
¿Es el virus la nueva dictadura del cuerpo?. Me levanto cada mañana, acaricio a mi gata que pareciera no tener interés en recibir mis manos, miro el techo intentando expandir mi cuerpo agotado de inactividad y sopor. En este momento inerte, juego con mi rigidez listando nuevas formas y perspectivas:
- Reduce el tiempo frente a la pantalla.
- Come sano.
- Haz yoga.
- Lee.
- Consulta al tarot.
Todas convenientes y contraproducentes. También manipulo frases de autoayuda que calmen esta presión auto-impuesta que mi cuerpo provoca:
– Me siento bien.
– Siento energía positiva y constructiva.
– Hoy salgo a caminar a la playa.
– UF! Que pereza.
– Que sueño. Mejor me fumo un porro.
Me veo encerrada, enclaustrada por voluntad propia bajo una extrema y vigilada vulnerabilidad situada al interior de un “reality show”.
Navegando entre rumiaciones mentales, apuesto a nuevas formas de corporizar conceptos. Sorteo las fronteras que dividen y trazan mis movimientos bajo este panóptico sanitario: entre puntos de vigilancia, militares armados en las calles y autoridades satisfechas del autosometimiento. Vivo dentro de este ejercicio que se autosabotea sin siquiera comenzar.
¿Cuáles serán mis verdaderas posibilidades?
Cambio de escenario, salgo de mi cabeza y me traslado al interior de mi casa recorriendola como un país entero, reviso cada rincón, sanitizo cada tramo, utilizo mascarillas como dispositivo cotidiano intentando alejarme de toda amenaza externa hasta caer en cuenta diariamente la inmune trampa a la que me someto.
Vivo entre los fragmentos de algún tiempo distópico construido sobre una falsa seguridad, temiendo por mi capacidad de defensa y de alegría que pareciera agobiarse a una velocidad increíble. Dejo de conectarme.
Me he vuelto obediente, enmarcando mi actuar entre los límites de una prudencia que me sofoca, inhabilitando mi voz y tacto por acercarme a los otros.
En esta radicalidad que asienta entre los extremos, me invade la urgencia de lecturas constantes que permitan elaborar nuevos teoremas corporales. Deseos que intenciono en contra de las rígidas fronteras que habitan mi cabeza, anhelando contactos estrechos, descubriendo bocas, abrazando cuerpas.