Por Nicole Galdames Aguirre
Septiembre, 2013
One of these days
Esa tarde primaveral, los árboles bailaban como de costumbre en el cerro. Sin embargo, yo nunca los había visto así. Cada una de sus ramas y cada una de sus hojas se movía coordinadamente, como en una danza. Con suavidad, subían y bajaban, formando movimientos en espiral.
Me encontraba absorta ante tal espectáculo. Deslumbrada.
Corría viento, había sol. Se iba el sabor amargo de nuestra garganta.
El viaje comenzaba.
Agosto, 2007
Eliana se preparaba con sus amigas para ir a la fiesta con su grupo más cercano. Iban todos en el mismo curso: el segundo medio B del colegio católico de la comuna, y ya estaban tomándole el gustito a juntarse los viernes en la noche a tomar, bailar y jugar a cualquier cosa que les hiciera reír. Carretes inocentes con gusto a alcohol barato.
Se juntaron en la botillería cerca de la casa de Andrés, el dueño de casa y uno de los mejores amigos de Eliana. Allí compraron un paquete de papas fritas y maní, comida suficiente para esos acontecimientos. Lo demás se ocupaba para el ron Mitjans, las bebidas y si alcanzaba, el hielo.
Cuando llegaron a casa hicieron lo de siempre. Prender la música. Preparar los roncola. Apagar la luz para generar un ambiente de antro. Salir a fumar Lucky Strike Click. Reírse. Formaban un grupo entretenido.
Cuando ya fue suficiente, decidieron repartir las dos camas y el sillón para dormir. Eliana se quedó con el mejor lugar: la cama de dos plazas. A un lado tenía a Paula y al otro, a Andrés. Eliana abrazó a su amiga, él la abrazó a ella.
El patriarcado es un juez
¿En qué mundo nos encontramos? ¿Crees que estamos mejor? ¿O este sigue siendo un mundo igual de terrible para nosotras? ¿Qué pasa hoy con los femicidios? ¿Qué pasa con el abuso sexual? ¿Qué pasa con la discriminación de género? ¿Se acabó? ¿Es cosa del pasado? ¿Ya no se ve tanto?
¿Cuándo podremos decir que estamos mejor? ¿Cuándo dejarán de violentarnos solo por el hecho de ser mujeres? ¿Cuándo podremos ser libres, verdaderamente libres?
¿Será que ya no podemos conformarnos? ¿O crees que sí? Yo, al menos, no puedo. ¿Y tú?
¿Qué opinas de este país? ¿Crees que existe justicia? Yo no la he visto con mis compañeras, ni en muchas otras ocasiones, y a veces me parece que Chile y Justicia son antónimos.
¡¿Que de qué estoy hablando?! Sabes bien de lo que estoy hablando.
Septiembre, 2013
Pillow of winds
Comenzó la canción. Joaquín se dio media vuelta y me miró. Sonriendo, subió lentamente por el cerro que estaba tan verdoso. Nos abrazamos por un largo rato.
El viento de ese momento era cálido y acariciaba nuestros cuerpos.
Luego, saqué una pera de la mochila y le di un mordisco. Aluciné. Nunca había sentido una fruta tan sabrosa como esa. Sería por mis sentidos, que estaban totalmente agudizados. Solo quedaron unas pepas y un tallo pequeño.
Más abajo, la ciudad corría como siempre: apurada, bulliciosa, sin pausas, produciendo.
Agosto, 2007
Eliana se despertó. Abrió sus ojos en medio de la oscuridad y sintió algo extraño. Puso atención. Andrés tocaba sus pequeños pechos y, con un movimiento suave y preciso, casi imperceptible, presionaba y soltaba con sus manos. Una y otra vez. Se quedó helada, inmóvil, en shock. Mientras a él le aumentaba el ritmo de la respiración.
Sólo quería escapar, pero no sabía qué hacer. Y no hizo nada. Solo rogó: “Por favor, Señor, que pare”.
Luego de lo que pareció ser una eternidad, aunque fueran solo unos breves minutos, Eliana atinó a moverse lentamente y emitir breves sonidos, como quien empieza a despertarse. Él, entonces, se dio media vuelta y se puso a dormir tranquilamente, como si nada hubiera pasado. Ella, en cambio, se quedó como una estatua: fría y paralizada. Con pena, con rabia, con miedo. Llorando.
Ansio que se hiciera de día. No se dió el lujo de dormir.
Y la culpa no era mía, ni dónde estaba, ni cómo vestía
¿Es esto real?
¿Qué crees tú? ¿Es algo natural? ¿Piensas que esas cosas pasan y que, entonces, no hay mucho que hacer? ¿Que debemos guardar silencio y seguir con nuestra vida? ¿Que “no es para tanto”? ¿O te hartaste y dejaste de soportarlo? ¿Acaso ya no lo toleras, igual que yo?
¿Lo has vivido? ¿Qué hiciste? O mejor dicho, ¿supiste qué hacer? ¿Te quedaste inmóvil? ¿Gritaste? ¿Lo pudiste enfrentar? ¿O estabas del otro lado?
¿Abusaste o te abusaron? ¿Hiciste oídos sordos y ojos ciegos? ¿Juzgaste? ¿No creíste? ¿O confiaste y acompañaste?
¿Tienes heridas como yo? ¿Nos entendemos?
¿Será normal? Y si lo es, ¿es correcto lo normal?
Septiembre, 2013
San Tropez
Abrimos un Late Harvest mientras movíamos la cabeza al son de la música. Nos miramos, bebimos y reímos a carcajadas. Todo resultaba en extremo placentero.
Sacamos, entonces, el kit marihuanero: moledor, papelillos, boquillas, encendedor, y, por supuesto, la hierba. Sentados y cubriéndonos del viento, armamos un pito y lo comenzamos a fumar.
Mientras botaba el humo serenamente, los perros de la ciudad se escuchaban a lo lejos. Creo que podría haberlos contado uno a uno.
Agosto, 2007
A primera hora, Eliana le dijo a Paula que se debía ir. Se puso las zapatillas y el polerón negro, tomó su mochila y partió. Mientras caminaba aún le costaba asimilar lo que había ocurrido. “¿Esto pasó de verdad?”. Incluso a veces pensó que quizás él dormía y no se dió cuenta. Pero no, lo hizo delicadamente, buscando no ser descubierto. Fueron toques certeros y coordinados. Él sabía lo que hacía.
Corrió y lloró. Sintió vergüenza. Era su mejor amigo.
Al lunes siguiente todos hablaban de la fiesta. Ella no dijo nada, ni siquiera a sus amigas. Nunca se refirió al tema. “¿Para qué?”, pensaba. Nunca más se acercó a él.
Nunca más tuvo mejores amigos.
El violador eres tú
¿Qué haces tú? ¿Cambias? ¿Mejoras? ¿Rezas? ¿Marchas? ¿Gritas? ¿Caceroleas?
¿Haces algo, en realidad? Un día abrí mis ojos y cambié. Desde ahí que lucho día a día.
¿Y tú? ¿Luchas? Si es así, ¿por qué luchas? ¿Igualdad? ¿Libertad? ¿Dignidad? ¿Justicia? ¿O no luchas porque esto que hay te acomoda? ¿Necesitas cambiar algo? ¿De qué lado estás?
Septiembre, 2013
Echoes
Nos estiramos sobre las mantas y contemplamos el cielo. Las nubes, esponjosas y de formas indescriptibles, avanzaban rápidamente. Luego nos miramos y sin siquiera abrir la boca conversamos intensamente, sacando afuera nuestros miedos, nuestro pasado, las heridas, los recuerdos. Lloramos abrazados.
Cuando comenzó a atardecer, renacía en mí, otra Eliana. La oscuridad de los años anteriores la dejaba atrás. Me sentía más fuerte, algo en mí cambió. Me di una oportunidad.
Quería a Joaquín. Fuimos felices durante esa tarde.
Nicole Galdames:
Feminista. Madre. Me gusta leer. A veces intento escribir.